¿Cómo se halla vuestra merced hoy? Esperamos que muy bien porque hoy venimos a hablar de… ¡bodas medievales!
Las bodas son una fiesta y, de buena tinta, sabemos que las fiestas temáticas son siempre un acierto. Además, la época medieval es una era que todo el mundo conoce e identifica rápidamente. Lo mejor es dejar opción abierta para que todos los invitados se sientan cómodos para decidir si se caracterizan o no pero sí facilitarles y animarles a que lo hagan. Los más peques siempre son los que mejor se lo pasan en fiestas con disfraces.
(Pinterest)
Todos los eventos de este tipo conllevan un trabajo detrás de mucho tiempo y esfuerzo pero eso, precisamente, es lo bonito. La ilusión de prepararlo todo junto a la persona que amas en una boda medieval esto se multiplica. Estos son los detalles que tienes que tener en cuenta si apuestas por una boda como esta.
Ubicación
La riqueza cultural que tenemos nos permite disfrutar de numerosos escenarios de la Edad Media en nuestro país. Las bodas medievales son muy dinámicas así que un espacio amplio como un castillo, una iglesia o parajes naturales es un acierto.
De igual forma, un espacio ambientado y decorado con detalle puede crear la atmósfera perfecta. En La Bastilla disponemos de preciosas fincas que podrían hacer de tu boda medieval el día inolvidable que imaginas desde hace tiempo.
(Pinterest)
Ambientación y decoración
La diferencia entre una fiesta de disfraces y una boda digna de la Edad Media la marcará lo detallistas que seamos en este aspecto. Deja volar tu imaginación y apuesta por una carpa con sus estandartes, con todo tipo de simbología medieval como antorchas que iluminen el espacio, armaduras y espadas allá donde mires.
Y, recuerda, que los detalles en las mesas, sillas, vajilla y cualquier minucia que puedas imaginar, marcarán la diferencia. ¡Levanten sus jarras de vino y brinden por el rey y la reina!
(Pinterest)
Menú
Al hilo del brindis, cabe destacar que de nada sirve tener una ambientación ideal si no estamos a la altura en el menú. Recuerda que… ¡la comida siempre es la comidilla de las bodas, valga la redundancia!
Los invitados son tu familia y tus amigos, es decir, que los conoces bien y sabes de sus necesidades. Debemos de disponer de un menú en el que todo el mundo se sienta integrado pero en el que deberían predominar las carnes resultantes de la cacería, las sopas, el vino y, ¡que no falte pan en ese banquete!
Vestuario o disfraces
Los hay desde los más realistas, pasando por los más elegantes hasta los más graciosos. Cuantos más invitados caracterizados, más mágica será nuestra boda. Rey, reina, príncipes, princesas, nobles, cortesanos, caballeros, guerreros, templarios, monjes, bufones, etc. Siempre habrá un traje y una caracterización que se adapte a cada una de las personas.
Lo que es condición sine qua non es que taberneros y mesoneros, aparte de debidamente caracterizados, no pierdan en ningún momento del evento el lenguaje y los comportamientos medievales que os harán teletransportaros a otra época.
(Eva Márquez)
Mención especial cobra el vestido de la novia. Sin duda es la gran oportunidad para lucir ese vestido con el que siempre habías soñado. Puedes contar con uno de las colecciones actuales incorporando esos detalles especiales o apostar por ese vestido de cuento. Sea cual sea tu elección... ¡seguro que es la más acertada!
Escenificación, espectáculos y juegos
Una vez se ha consagrado el amor y habéis disfrutado de la parte más emocional de vuestra unión, llega el momento de los espectáculos y juegos. Es la parte de la boda que más recuerdos y anécdotas creará. Es hora de pasarlo en grande de forma original y única.
El show más común y que siempre acierta es la lucha a caballo. Estamos acostumbrados a verlo en las películas y ver a profesionales realizando este espectáculo en directo es realmente impactante. También son muy atractivos los números de malabares o de bufones.
Por otra parte, es genial poner juegos a disposición de todos los públicos. Tiro con arco, pelea de caballeros en equilibrio, bailes de la época, el juego de la soga, el juego de las herraduras y hasta el cepo del castigo. ¿Se te ocurre alguno más?
Y después de una boda inolvidable, solo te queda despedirte de tus invitados, coger tu caballo y poner rumbo al castillo a seguir celebrando el amor. ¿Se te ocurren más formas de ambientar tu boda? Cuéntanoslas y las añadiremos.